viernes, 8 de marzo de 2013

EL VIAJE






Pasajera de un tren soy,

destino a ningún lugar.

¿Cómo pues, podré encontrar la felicidad?,

me preguntaba divisando el paisaje tras su ventanal,

con lágrimas de añoranza en mi rostro,

deseosas de llegar a su hogar.


El tren de la vida

me lleva dentro metida,

con idas y venidas,

encuentros y despedidas.


Alguien cercano se sentó a mi lado,

poco nuestro lazo duró,

fue consumado,

mas tras su adiós,

aprendí a observar

el camino mejor,

dejé de llorar su ausencia

y abrí mis manos a otras experiencias,

reflexione en mi estancia

sobre la muerte,

sobre su fragancia,

entonces comencé a querer vivir,

vivir eternamente.


El sol, que envuelve el tren,

nunca lo envejece,

él siempre tiene

un billete nuevo

por cada bolsillo,

de los pasajeros del tren,

que al marcharse

se van a túneles amarillos

de dorados, pasillos,

que te llevan a otros recorridos,

evolución e idilios.


Sigamos la marcha

Que nunca terminará,

robémosle al tiempo

un beso que nos haga soñar.


Se ha hecho de noche

y tras una parada nueva,

aparece Don Miedo,

que señor tan raro!

no para de llorar,

su presencia me empieza a incomodar,

de mi viaje lo quiero echar,

no me deja descansar,

no para, como lobo, de aullarme

empieza a sofocarme,

quiero bajarme del tren,

quiero separarme de él.l

mas es imposible

aquí tengo que permanecer.


Cambiando de vagón,

me persigue sin piedad

y busco compañeros nuevos,

para del viaje poder volver a disfrutar.


Ha venido una amiga nueva,

a acompañarme hacia otra ciudad,

su nombre es algo desierto,

dice llamarse Soledad.

Mejor no luchemos,

mejor nos aceptemos.

hagamos del viaje algo apacible,

muy comprensible, soy una guerrera sin misiles,

ahora entiendo tanta decepción

Tras su canción,

pues me habla con maestría,

dice que tiene el secreto para cambiar

mi melancolía,

no la entiendo todavía,

¿será que aun no he aprendido a escuchar su sinfonía?,

pues que se prepare esta dichosa señora,

que ahora mi alma sueña otra aurora

y de ella me llenaré,

para transformarla en todo mi Ser.


Llena ahora, se posa la luna,

aparece él,

alguien humilde,

alguien que no se deja vencer

y todo lo que era negro,

se vuelve verde laurel.

Mi esperanza la enciende,

mi fe también,

mi espejo es.

Presiento estar llegando,

mi hogar me está esperando,

te miro y llueve,

un vacío intenso,

olor a incienso,

una vela que se prende,

un altar que amor desprende.


Aquí, ahora,

en silencio y quietud,

mi alma respira tu esencia

Y la lleva a la plenitud.


Pasajero de otro vagón de mi tren,

Tu, mi corazón,

Yo, a veces un ser de razón,

Camino deprisa,

A veces me paro,

me asiento, y preparo

este letargo

que ahora quiere despertar.


Mercader de tus sentidos fluviales,

Profundidad, largos manantiales,

¿los excavamos?,

Adelante! ,¡vamos!

siempre, mis brazos

nadando hacia tu regazo.


Tu boca armoniosa que me canta, con sigilo,

un sermón limpio y puro,

tal cual mi cuerpo desnudo

ahora deslizándose

con fluidez.


Siempre adelante,

mas, ¿cuántas madrugadas o melodías,

me quedaran para llegar?

¿Cuántos días?


No hay destino,

me gritan mis pies sin atino,

la meta es el andar

y este tren de la vida

es un sueño sin final, que nunca acabará



¡ Que disfrutes de tu viaje !



María Arévalo García

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