Amanece en tu vida al comprenderte,
acaricia tu herida al desprenderte,
de tu primera cáscara al contenerte
y cayéndose la máscara por la tangente,
aparece la luz, esa luz indulgente.
que mantiene tu corazón caliente
y tu razón omnipotente,
por más que te lo prohíbas,
leerás siempre lo que escribas,
una vez despierto a la vida,
te harás experto en vuelta e ida,
de consecuencias didácticas
llenarás tu alma,
mas tomarás con calma,
todas aquellas prácticas,
a las que por contrato te comprometiste,
por las causas que viviste.
Despierta pues a tu esencia,
haz de tu alma el espíritu,
esa es la divina ciencia
de tu despertar in situ,
mas no te puedes a ello negar,
no existe el dormir,
solo el existir es el despertar.
acaricia tu herida al desprenderte,
de tu primera cáscara al contenerte
y cayéndose la máscara por la tangente,
aparece la luz, esa luz indulgente.
que mantiene tu corazón caliente
y tu razón omnipotente,
por más que te lo prohíbas,
leerás siempre lo que escribas,
una vez despierto a la vida,
te harás experto en vuelta e ida,
de consecuencias didácticas
llenarás tu alma,
mas tomarás con calma,
todas aquellas prácticas,
a las que por contrato te comprometiste,
por las causas que viviste.
Despierta pues a tu esencia,
haz de tu alma el espíritu,
esa es la divina ciencia
de tu despertar in situ,
mas no te puedes a ello negar,
no existe el dormir,
solo el existir es el despertar.
Sinoé Sacher Jiménez