El bendito murmullo de un trueno
atormenta mi pasión,
no visualizo si es malo o bueno,
pero altera mi emoción.
Bendita el agua que va a caer,
pues es vida, es energía y llanto
de elevadas virtudes sin contraer,
alegrando sin espanto
las tierras áridas al anochecer.
Bendito vendaval de aire,
cual soplo de Devas en expansión,
es causa de refrescante desaire
para almas en contracción.
Bendito el relámpago de luz,
pues ilumina mi mente,
ya que es fuego ardiente
y me desclava de mi cruz.
Bendita sea la tempestad,
cuyos maravillosos enseres,
refrescan, mojan y alumbran nuestros seres,
realmente con certeza y verdad.
Sinoé Sácher Jiménez
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