martes, 26 de agosto de 2014

EL DIVISAR







Desde los más altos altares

de mi alma,

contemplo libre y con pulcra calma,

mis propios andares

hacia el espíritu con libertad,

del cual procedo con toda seguridad.


Desde dichos soberanos palcos,

no diviso los mundanos y áridos desfalcos

de mis partes más egoicas,

pues no me interesan para nada sus burlas estoicas,

ni me embelesan ni me tientan sus trampas caóticas,

a veces me reclaman desde esas plateas,

los que preguntan si amas en vez de si deseas,

hago caso omiso, pues a caso vivo en ese piso?,

no por Dios!

me mudé hace tiempo!,


Aunque a veces escucho las razones de sus sinrazones,

Por que moré en dichas habitaciones

e intento con amor comprender sus cuitas atento

y entender las causas de su pródigo lamento,

perdono y amo! pero no les doy aliento,

mas no tolero ni consiento,

el uso y abuso de un sentimiento,

que nacido del corazón ni se compra ni se vende,

se comprende?.


Conozco bien los negocios

de esos lares,

pues en su día fui mercader,

viví en ocio, bebí de ciertos mares

y embauqué a raudales,

es por eso que comprendo ciertas actitudes

de esas raleas,

que sin saber de sus virtudes,

aun viven en dichas plateas.


Yo me mantendré en mi soberano palco,

divisando mi infinita esencia,

de cuyas masas en mi presencia,

se hizo un calco.


Sinoé Sácher Jiménez

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