Bajo el sabroso pestañeo
de tus ojos,
se posa el saleroso devaneo
de tus antojos,
al abrir y al cerrar de maneras efervescentes
esos párpados fluorescentes,
cuyas cejas realzan el saber evidente
de tus pesares,
se percibe en el plácido ambiente
el suspiro de tus tiernas bondades,
profundos y sanos son los objetivos se tu linda visión,
en cuyos regazos ocultos
guardas los sonrosados gustos y disgustos de tu evolución,
mas nunca dejes de mirarme,
nunca dejes de abrir esos ojos,
que son testigos de tus antojos
y suelen enamorarme.
Sinoé Sácher Jiménez
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